A pesar de la eterna emergencia en que Gobierno mantiene a la salud pública y al exagerado derroche de la plata del pueblo ecuatoriano, no hay un solo adelanto que beneficie realmente al pobre paciente que en cambio obtiene cada día nuevas y peores humillaciones, como las eternas esperas para aliviar sus males; despidos por “corruptos” de los más experimentados y más capaces servidores de la salud; escasez de medicinas, y las pocas que recetan no mejoran nuestra salud; las contaminadas áreas hospitalarias...
Hoy, el socialismo bolivariano desguaza modernos edificios del Hospital del Niño Ycaza Bustamante, como pretexto para despilfarrar dinero ajeno; e hicieron desaparecer conservadas estructuras metálicas, y en apresurada carrera instalaron una costosa seguridad eléctrica ya inutilizada, contra robos.
Un repentino daño electromecánico en un ascensor tiene postrada a una estudiante que se accidentó en un peligroso centro hospitalario; sus padres denunciaron la negligencia, y las autoridades se vieron obligadas ante tremendo e imperdonable descuido, a trasladar a la joven a una clínica privada para que otros resuelvan su incompetencia; pero se mantienen en el cargo gracias a una muestra de fraternidad, de unidad clasista, imitada muchas veces como cuando se necesitó urgentemente una de las modernas “Clínicas ambulantes”, pero era usada para comprar un antojito para la enfermera, amiga del conductor del vehículo; esto otro también motivó críticas de usuarios por tantas postergables correcciones.
Hoy, el socialismo bolivariano desguaza modernos edificios del Hospital del Niño Ycaza Bustamante, como pretexto para despilfarrar dinero ajeno; e hicieron desaparecer conservadas estructuras metálicas, y en apresurada carrera instalaron una costosa seguridad eléctrica ya inutilizada, contra robos.
Un repentino daño electromecánico en un ascensor tiene postrada a una estudiante que se accidentó en un peligroso centro hospitalario; sus padres denunciaron la negligencia, y las autoridades se vieron obligadas ante tremendo e imperdonable descuido, a trasladar a la joven a una clínica privada para que otros resuelvan su incompetencia; pero se mantienen en el cargo gracias a una muestra de fraternidad, de unidad clasista, imitada muchas veces como cuando se necesitó urgentemente una de las modernas “Clínicas ambulantes”, pero era usada para comprar un antojito para la enfermera, amiga del conductor del vehículo; esto otro también motivó críticas de usuarios por tantas postergables correcciones.
Pamela Maritza Macías Mora,
Guayaquil
