Salvador Quishpe Lozano - Prefecto

Salvador Quishpe Lozano - Prefecto

lunes, 12 de marzo de 2012

La marcha por la dignidad

Escrito por Gustavo Palacio - Ecuador en vivo
Lunes, 12 de Marzo de 2012 18:58

"A diferencia de su concentración pagada del 8 de marzo, la legítima marcha de los principales movimientos sociales organizados inspira solidaridad..."

En el Pangui, tras un ritual ancestral del pueblo Saraguro, celebrado a orillas del río Chuchumblaza, unos pocos pero valientes ecuatorianos han iniciado la marcha de protesta "Por la vida y la dignidad de los pueblos". La "marcha" protesta liderada por el movimiento indígena, a través de la CONAIE y Pachakutik, concita la atención nacional e internacional, pues tanto dirigentes como simpatizantes tienen que enfrentar todo tipo de obstáculos y amenazas de parte del gobierno totalitario de Rafael Correa, habiéndose visto obligados a continuar gran parte de su recorrido a pie.

Correa, haciendo gala de poder, desde el balcón de Carondelet la calificó de “fracaso” pero es obvio que su preocupación por el apoyo popular a ésta lo tiene en ascuas. A diferencia de su concentración pagada del 8 de marzo, la legítima marcha de los principales movimientos sociales organizados inspira solidaridad, y a medida que cruza el corazón de nuestros andes va ganándose el respeto y la adhesión de miles de ciudadanos de diferentes tendencias, que ven en ellos la esperanza de retorno a la democracia.

La protesta reinvindica tres puntos esenciales: por un lado plantea el rechazo a un régimen totalitario y autocrático, donde todos los poderes están en las manos de una sola persona; que no tiene miramiento alguno en violar los derechos humanos, ni límite en sus ambiciones de concentración de poder político y económico. Un gobierno autoritario que utiliza al sistema de justicia para perseguir a sus detractores y se sirve de los órganos de control para proteger la corrupción de sus altos funcionarios.

Por otro lado la marcha es una denuncia al tradicional modelo extractivista, de exportación de materias primas sin mayor valor agregado, pero sobre todo de explotación indiscriminada de recursos naturales, incluida la "minería en gran escala y a cielo abierto", considerada como una de las modalidades extractivas de mayor impacto y daño ambiental. Un modelo que mantiene intacto el estado clientelar y rentista y que como varios analistas ya han constatado favorece vía corrupción un proceso acelerado de acumulación de capital, para la consolidación de la nueva "boliburguesia" ecuatoriana; modelo demagógicamente presentado como un supuesto "socialismo del siglo XXI".

Parte fundamental de dicho estado autocrático y de ese modelo extractivista, lo constituye un sistema de alianzas con gobiernos totalitarios, que se caracterizan por la violación de los derechos humanos y su maltrato a la naturaleza: Irán, Siria, Venezuela, Cuba, Nicaragua, China, entre otros. En el caso de este último país, su aporte es fundamental tanto por su anunciada intención de explotar la minería a cielo abierto en territorios de alta biodiversidad del Ecuador con un contrato seriamente cuestionado, como por la concesión de créditos vinculados a las ventas futuras de petróleo. Si bien se trata de créditos en condiciones desfavorables para el país, que incrementan sustancialmente el peso de la deuda, estos son imprescindibles para un gobierno que a pesar de los ingentes ingresos recibidos gracias a los históricamente altos precios del petróleo, constantemente requiere de liquidez para subsanar sus déficits fiscales, realizar "obras de emergencia" y continuar la ejecución de sus políticas populistas.

Las alianzas con gobiernos totalitarios ha perjudicado significativamente la imagen del régimen de Correa, pero lamentablemente también del país, situación que se ha agravado con la reciente avalancha de críticas y reclamos por la violación flagrante de los derechos humanos, los ataques a la libertad de expresión y libertades fundamentales. Igualmente el régimen es duramente cuestionado por permitir que el Ecuador se convierta en "centro neurálgico para la delincuencia internacional"; percepción reforzada por el reciente caso de la valija diplomática con 40 kilos de cocaína enviada a Italia con el pretexto de una "obra de teatro" para la "promoción turística".

Finalmente, y tal vez lo más importante de la protesta, vinculado a lo anterior, es que plantea la defensa de la dignidad humana, dignidad de los pueblos, de la sociedad, del país, pisoteada por un gobierno déspota que mediante un sistema de propaganda perverso, de manipulación social, diseñado por publicistas admiradores del "Doctor Goebbels", pretende hacer cómplice de las peores bajezas e infamias a la sociedad ecuatoriana en general, pero de manera particular a ciertos sectores, vulnerables socialmente, que son vistos como presa fácil de políticas clientelares, especialmente diseñadas con ese fin.

Amparado en su lógica de que "el fin justifica los medios", la dictadura de Correa genera y juega con el miedo de la sociedad, fomenta con fines políticos y demagógicos el rencor en distintos niveles de la sociedad, sembrando violencia y agravando los problemas estructurales e históricos de exclusión y reducida movilidad social, que su gobierno tecnocrático y totalitario ha sido incapaz de atender de manera constructiva durante más de cinco años de desgobierno. Una administración sin principios que por afianzarse en el poder no escatima en dádivas populistas, algunas de las cuales podrían bien ser catalogadas en el mundo académico como prácticas de "soborno político" menoscabando cada día el capital humano de la nación.

Que diferencia entre la propuesta noble y desprendida que hizo, una vez elegido presidente después de cerca de 30 años de cárcel, pensando en las nuevas generaciones, Nelson Mandela: la construcción de una sociedad mas justa, que prioriza brindarle igualdad de oportunidades a toda la población en base a la educación en ciencia, arte y tecnología, pero sobre todo en valores democráticos, tolerancia y respeto a la dignidad humana. Un sistema multiracial y democrático, basado en la independencia de poderes, con un sistema de justicia independiente, incluso para los criminales que sostuvieron el sistema de apartheid y fueron los verdugos del líder africano. En el plano económico Sudáfrica lucha por diversificar su producción y reducir la pobreza, heredada del sistema de apartheid, cuya principal actividad económica, coincidentalmente, fue y continúa siendo la minería.

Afortunadamente, esta marcha le dice ahora al "boliemperador": No más corrupción, no a la minería a cielo abierto y la destrucción del medio ambiente, no al totalitarismo y la demagogia, no más sábados denigrantes de circo romano en los que se convoca a ser cómplices de una mente psicológicamente y socialmente perturbada, que encuentra placer en la burla y menosprecio a la dignidad de los seres humanos, la violación de los derechos humanos y el abuso del poder estatal contra los detractores del régimen.

Estimo que es un deber ético y una obligación moral de todos los ecuatorianos el apoyar esta marcha por "Por la vida y la dignidad de los pueblos". Es un momento histórico que exige desprendimiento y solidaridad de parte de todas las fuerzas políticas y ciudadanos que creen en los principios de la democracia, que respetan al ser humano y la naturaleza, sin discrimen de su condición económica o social, color de la piel, religión, género o creencia política. Es el momento de apoyar la unidad por la libertad y la democracia en el Ecuador.

El 8 de marzo pasado, en Miami, frente al Consulado del Ecuador, un grupo de ecuatorianos de diferentes tendencias políticas e ideológicas, conscientes de la tiranía que soporta nuestro querido país, expresamos a la distancia nuestra solidaridad a quienes hoy nos dan ejemplo de valor y dignidad.

Radio Colosal

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