Salvador Quishpe Lozano - Prefecto

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jueves, 29 de marzo de 2012

Correa más solo y más intemperante


Por Marlo Brito

Quienes pudimos escuchar íntegramente las intervenciones de los líderes indígenas y sociales en la Asamblea Nacional, la noche del 22 de marzo pasado, nos convertimos en testigos de un hecho extraordinario: no escuchamos rabia en sus palabras, tampoco vimos ira en sus rostros, aunque la rabia y la ira era lo mínimo que debían sentir después de haber sufrido toda clase de hostigamientos, ataques inmisericordes, insultos, obstáculos, trampas, campañas sucias y acciones truculentas de la peor especie, pretendiendo hacer flaquear a los marchantes.

Además, estas acciones estuvieron acompañadas de una descomunal campaña publicitaria, caracterizada por la bajeza y la escasez argumentativa. El “correismo” empezó diciendo que esta era una marcha para desestabilizar la democracia, que su financiamiento provenía de la derecha, que era “política” (gran novedad) y que los indígenas eran unos cuatro pelagatos susceptibles de ser manipulados. No contentos con esto, utilizaron la maquinaria del Estado para organizar contramarchas desde el mismo ocho de marzo y a la llegada de los marchantes a las cabeceras provinciales. Las redes sociales han exhibido suficientes pruebas de aquello, incluso con el nombre de los funcionarios públicos encargados de estos cometidos.

Pero nada de esto desanimó a los integrantes de la marcha y tampoco provocó la ira y la rabia en los dirigentes indígenas y sociales a su arribo a Quito el 22 de marzo. Hablaron con solemnidad, pero sobre todo lo hicieron con sabiduría, haciéndole notar a Fernando “Corcho” Cordero, Presidente de la Asamblea Nacional, las inconsistencias, las omisiones y las deudas que esta función del Estado tiene con la sociedad ecuatoriana, al haber dejado pasar tantas inconstitucionalidades, especialmente aquellas protagonizadas por el Ejecutivo.

El “Corcho” exhibió una actitud democrática y también respetuosa de la dirigencia indígena y social. Escuchó atento una tras otra las intervenciones de los dirigentes y al final se comprometió a dar trámite a los pedidos, conforme los procedimientos del órgano legislativo. El Presidente de la CONAIE, Humberto Cholango, pidió una vez más la palabra para decirle que ahí no quedan las cosas, que el pueblo ecuatoriano necesitaba fechas y que en dos meses y medio las organizaciones sociales realizarán una reunión para evaluar los avances. El “Corcho” precisó que algunos petitorios debían ser tramitados de manera inmediata.

Mientras estas deliberaciones sucedían en la Asamblea Nacional, el Presidente Correa estaba calificando la marcha como un “rotundo fracaso” insistiendo en los ataques virulentos en contra de los dirigentes indígenas y sociales, inventando y satanizando candidaturas a diestra y siniestra. Sus funcionarios, especialmente aquellos que se dicen de izquierda, lucieron dubitativos y poco convincentes, porque en el fondo algún suceso les habrá pasado por su interior, al ver una marcha indígena y social impresionante, no solo por el número, sino por el simbolismo, por la legitimidad y por la ética de este proceso.


En efecto, la situación política y social ha cambiado radicalmente. Vemos una creciente organización social con voz propia y sin tutelaje gubernamental, una CONAIE fortalecida en las formulaciones políticas y en la organización de base, pero sobre todo una unidad cada vez más sólida del campo popular, con la confluencia de los indígenas, los maestros, los trabajadores, los estudiantes, los movimientos sociales, los ecologistas, entre otros. En fin, la CONAIE y los movimientos sociales le propinaron una lección a Correa: la democracia se construye con participación, con diálogo y sin exclusiones.

Al contrario, vemos a un Correa cada vez más solo y más intemperante, que no tolera la presencia de un movimiento social opositor, que insiste en comparar su contramarcha como muy superior en número y nos inundará en las próximas semanas con cadenas publicitarias para desprestigiar a los dirigentes sociales y para declararse vencedor con una épica que no le cabe, tal como hizo con los resultados de la consulta popular del 7 de mayo de 2010, a pesar de haber obtenido no más del 47% de los votos. Eso ya lo sabemos.

EcuadorUrgente

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