Salvador Quishpe Lozano - Prefecto

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sábado, 10 de diciembre de 2011

Presidente Correa busca asegurar su permanencia y mayoría legislativa en elecciones de 2013


Por: Remo Cornejo Luque

Luego de un proceso cuestionado en el CPCCS -entidad que surgió con muchas expectativas para la participación ciudadana y que la mayoría gobiernista se ha encargado de desmoralizarnos con los mismos artilugios del pasado inmediato corrupto y neoliberal- se nombró al nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), quien eligió como su presidente a Domingo Paredes y como su vicepresidente a Paúl Salazar, ambos con un pasado de relaciones laborales con el gobierno de Correa y adláteres de la dizque revolución ciudadana.

Este CNE es el que organizará y ejecutará las elecciones presidenciales (enero 2013), de asambleístas (marzo 2013) y de los gobiernos locales en el 2014. Pero el gobierno no se conforma con tener árbitro propio sino que, también, quiere imponer sus reglas y para ello impulsa desde su bloque legislativo las Reformas al Código de la Democracia, pese a que fue el propio presidente Correa el que modificó la Ley Orgánica Electoral y de Organizaciones Políticas (Código de la Democracia), a través de un veto parcial a la normativa, y estableció que la elección de la Asamblea Nacional sea en la segunda vuelta.

Una de las reformas es que las elecciones se den en forma conjunta, presidenciales y asambleístas, en enero 2013, es decir en la primera vuelta. Otra es que se aplique el método de Hondt en las elecciones de asambleístas (el Código de la Democracia, expedido en el año 2009, estableció que se aplicará el método de Hondt para la entrega de puestos en las elecciones de consejeros y concejales, mientras que para los asambleístas se utilizará el de Hare) a sabiendas que existe la resolución del 2004 del Tribunal Constitucional (TC) que declaró la inconstitucionalidad del método de Hondt, por considerar que perjudicaba a las minorías.

Pero esta persistencia reformista no es descabellada para el objetivo correísta, obedece a aspectos eminentemente políticos, aunque éstos incurran en violaciones constitucionales.

Veamos. Rafael Correa evidentemente sufre un desgaste político, diríamos que se inicia en la consulta popular del 7 de mayo donde perdió en 12 provincias y obedece a su intolerancia, autoritarismo, decretos y leyes que afectan a los trabajadores y pueblos, pero brega por recuperarse, mantenerse, y para ello apunta a afirmar su base social con el incremento de políticas asistencialistas, mismas que se verán beneficiadas con el presupuesto estatal del 2012, aprobado hace unos días en su esencia original, y se erigirán en soporte para su reelección en el 2013, aunque, a decir de muchos entendidos, la proyección es que esas elecciones no serán nada sencillas para los “verdes turquesa”.

Por ello apuestan a unificar las elecciones de presidente con asambleístas para enero de 2013 e “implorar” para que se produzca el “efecto del arrastre correísta”. Además, es vital cambiar el método de adjudicación de escaños y el que les cuadra es el método de Hondt que es “concentrador”, en el que los partidos más votados sufren el efecto denominado de “sobre-representación”, es decir que obtendrán el 20% más de los puestos que deberían tener (si Hondt se hubiera aplicado en las elecciones de asambleístas del 2009, en vez de el de Hare, PAIS habría obtenido 75 asambleístas, en lugar de los 59 que consiguió).

Hoy los portaestandartes del extractivismo y de la judicialización a los dirigentes populares, Alianza PAIS, apuestan que con estas reformas se asegurarían una victoria en los próximos comicios y prolongarían con ello la “radicalización de la revolución ciudadana”, proceso que cada día evidencia su verdadera naturaleza de defensa de los intereses económicos de grupos de poder y de las transnacionales saqueadoras de nuestros recursos naturales. Y, en verdad, que no es raro que esto pase en la Asamblea Nacional, tal como viene ocurriendo con varias leyes, pues existe mayoría con inquilinos (léase Asambleístas ganados por el gobierno) que se prestan para cualquier cosa menos para legislar y fiscalizar a favor de los pueblos del Ecuador.

Empero, en toda esta planificación estratégica electoral, el gobierno tiene un cabo suelto y ese puede afectarle en los resultados electorales, con árbitros y reglas impuestas a su favor, o dicho de otra manera le puede hacer quemar “el pan en la puerta del horno”. Ese cabo suelto tiene que ver con el estado anímico de las masas. A mi entender hay exceso de confianza en el gobierno lo que conduce a subestimar las fuerzas y la capacidad organizacional de la oposición y no pulsan bien o no perciben objetivamente el descontento y la insatisfacción popular, que ésta SÍ AVANZA, que crece a diario, que sigue su marcha ascendente.

Este descontento e insatisfacción popular no comulga con que la corrupción persista (según el informe de Trasparencia Internacional, Ecuador ocupa el 7 lugar de los más corruptos de América Latina); que aumente el costo de la vida, que los salarios no cubran el coste de la canasta familiar; crezca el desempleo con los despidos obra de Correa; que la inseguridad y el sicariato sea el pan de cada día; que no se cumplan con los presupuestos acordados para educación y salud, que se disminuyan los presupuestos para las universidades; en definitiva, con que se haya TRAICIONADO EL ANHELO DE CAMBIO, y para colmo, se hayan vuelto a las prácticas de la partidocracia, que el Presidente Correa dice detestar.

Los pueblos no somos tontos y SÍ nos damos cuenta de todo, por tanto NO ESTÉ TAN SEGURO DE REELEGIRSE SEÑOR PRESIDENTE. Esta batalla la daremos todos los que no le creemos ya.

Ecuador Urgente

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