Salvador Quishpe Lozano - Prefecto

Salvador Quishpe Lozano - Prefecto

miércoles, 23 de mayo de 2012

PERDIDA LA VERGÜENZA...

Por Fabián Loza Noboa

En fin dejemos las cosas en manos de Dios, porque no hay mal que dure cien años, ni pachamama que lo resista.

Es que hay que tener coraje, para irse a Ginebra a decirle a todas las naciones, que aquí estamos para el premio Nobel de la paz o la medalla de oro olímpica por la defensa, promoción y observancia de los derechos humanos. Cuando ya saben que es todo lo contrario.

Nervios de acero para que no se le mueva ni un músculo de la cara, al hacer tamaña afirmación tras haber corrido de los medios incautados a los periodistas críticos y promocionar en estos canales el culto a la personalidad, trocando periodismo por propaganda del poder.

De verdad que hay que tener temple para no ruborizarse, cuando se omite que hay indios del oriente detenidos por su posición política y por protestar, con acusaciones de terrorismo, mientras unos años atrás, en nombre de nuestro Estado, nuestras autoridades peleaban para que no se les dé el calificativo de terroristas a las FARC.

Democráticos y defensores de los derechos humanos somos, dijeron reventando a los parlantes, al tiempo que toda la concurrencia de naciones, evocaba las imágenes de los que fueron a respaldar a Bachar al Asaad, el carnicero de Siria.

Ni siquiera se colorearon al decir que aquí se respeta la libertad de expresión en toda su amplitud. Hubo silencio en la sala, un silencio muy parecido a una carcajada. El mundo ha visto hace pocos días como se arrastró a periodistas hasta los tribunales y como se ha castigado, de mano propia, a los ciudadanos de a pie solo por expresarse. Como altos oficiales han sido arrojados a las mazmorras porque dijeron una verdad pública.

No tuvieron vergüenza sabiendo que todos los embajadores, ya conocían la verdad. Que varios relatores ya alertaron de que aquí se intentan manipular y someter a los comunicadores, ya obligados a la autocensura.

Tal como me veo obligado a decir ahora que me refiero a la república de Suazilandia, para que el ojo del “gran hermano” no ponga en marcha a seudo -periodistas serviles, a fiscales y jueces obedientes, a espías electrónicos y todos los poderes del Estado en mi contra. La fuerza de la tiranía en contra de un solo hombre y una pluma. Una pluma que emula a las de Espejo, Hall o Montalvo. Plumas que jamás conocieron la rendición, que derrotaron a docenas de espadas.

En fin dejemos las cosas en manos de Dios, porque no hay mal que dure cien años, ni pachamama que lo resista.

ecuadorenvivo

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