Salvador Quishpe Lozano - Prefecto

Salvador Quishpe Lozano - Prefecto

martes, 28 de junio de 2011

El territorio minero de Fruta del Norte es impenetrable...


Concesión. En Yantzaza, la concesión minera La Zarza,
de 97.000 hectáreas, que corresponde al proyecto
Fruta del Norte, la compañía Kinross la convirtió
en una propiedad privada.


Expreso llegó al campo, después de 4 horas de viaje en medio de la selva

El campamento de Kinross está concluido en un 100% y las obras civiles avanzan a un ritmo acelerado


La actividad minera a gran escala arrancó en la Amazonia, sin contratos. La negociación terminará en julio, según Silvio Palacios, técnico de Kinross. Solo falta definir el porcentaje de las regalías y otros detalles menores.

Esto dio luz verde a las compañías mineras para acelerar las obras básicas. Para llegar a "la mayor reserva de oro y plata del mundo", hay que viajar en un 4x4, que zangolotea durante tres horas, pasando por siete comunidades, como Los Encuentros, El Zarza y Playón, hasta divisar la Y de Paquisha.

Un rótulo para en seco al auto: "Concesión minera, propiedad privada". Se trata del proyecto Fruta del Norte, que desde el 2014 producirá 7 millones de onzas de oro y 11 millones de onzas de plata.

Hay que bajar por una pendiente empinada y llena de baches, que rompe la selva en la ceja de la ladera. Cuatro kilómetros más abajo, dos guardias, armados y protegidos por chalecos antibalas, salen en carrera de sus garitas: "aquí no pueden entrar -dijo uno de ellos, señalando el rótulo- es propiedad privada". Sí, clarito decía: "Concesión La Zarza, 97.000 hectáreas".

Esa es la superficie soberana a la cual ningún ecuatoriano puede entrar, a menos de que lleve un permiso del Ministerio de Recursos Naturales.

Tras largos minutos de espera, las puertas de hierro se abren a pocos metros del puente sobre el río San Antonio. El guardia señala, entonces, el Este y dice: "vayan directo, 9 kilómetros adentro, ahí está".

La carretera se abre a orillas del río. En el trayecto surgen montones de piedra y piscinas abandonadas, señal de que hubo pequeña minería en esta zona, antes de que llegue la multinacional, justo al sitio donde la montaña se partió como un queso, para dar paso al campamento. Un rótulo gigantesco brilla entre los árboles: "Propiedad privada, Kinross: marcando el camino a la minería moderna". Son dos hectáreas de construcciones de concreto, con todos los servicios, desde agua potable hasta conexiones de Internet. Al fondo llama la atención una pancarta de metal: "Peligro". Se trata de la bodega donde el mercurio, los explosivos y otros productos están debidamente señalados.

Jorge Tobar y Pedro Moreira, ejecutivos de la compañía, salen al encuentro. "Aquí no pueden estar, no sé cómo les dejaron entrar": Tobar luce preocupado, pero ante el mal rato prefiere poner buena cara. Invita a pasar a la sala de conferencias donde bloques de piedras con incrustaciones de oro y plata están colocados sobre los escritorios. Moreira no cree que tiene visitante. "Nadie puede ingresar a Fruta del Norte -dice- si no cuenta con las vacunas contra la fiebre amarilla, la difteria, el tétanos, y otras enfermedades. Si no tienen el carné completo de vacunas no entran". Como si fuera Brasil.

Desde el campamento terminado al 100%, donde trabaja más de un centenar de personas en turnos, se observa un tajo vertical en la montaña del frente, en cuyas entrañas descansa el tesoro, valorado en 20.000 millones. Allá apunta el Gobierno, porque será la fuente de ingresos desde 2014.

Llegar a la mina es imposible, ni siquiera a las obras civiles se puede, pese a que están a pocos metros. Allí dos retroexcavadoras taladran el lecho del río, en el sitio que se construirá el puente hacia la mina. Fruta del Norte está ubicado a solo 18 kilómetros de la frontera con el Perú y a 7 kilómetros del último destacamento militar de la Cordillera del Cóndor. Es decir, dentro de la zona de seguridad. No se puede saber nada más de lo que ocurre adentro. Salvo que Kinross lleva 576.966 horas/hombre trabajando en el proyecto. Desde quebrada La Negra, para adentro, los claros de la selva denuncian que ahí se ejecutan las obras civiles.

Los tractores levantan sus brazos mecánicos en medio de los árboles, huérfanos de aves y vida silvestre, para abrir los caminos que requiere la obra.

Milton Arroba - Enviado Especial a Zamora

OPINIONES:

Humberto Cholango, de la Conaie

"La Conaie no está de acuerdo con la minería a gran escala. El Gobierno está por firmar los nuevos contratos mineros para la explotación en Morona Santiago y Zamora Chinchipe, por lo que hemos formado un frente de resistencia contra la gran minería. Vamos a seguir haciendo asambleas para ratificar nuestra posición en rechazo al modelo del pasado que aplica Correa, al dar paso a la gran minería. Por eso, puedo asegurar que cuando la explotación minera arranque de lleno, habrá serios problemas, de los cuales responsabilizamos al Gobierno, porque no ha hecho la consulta previa a los pueblos indígenas, como mandan los convenios internacionales y la Constitución. La Conaie está preparada para las luchas que vengan en las próximas semanas y meses, contra la minería a gran escala, porque viola los derechos de la naturaleza y de los pueblos".

Rosa Pardo, dirigente de la comuna el Zarza

"Aquí, en la comunidad El Zarza, lo que han venido a decir es que la explotación del oro será con robot, que los desechos serán reinyectados en la mina, que no habrá contaminación y otras cosas más. Pero lo que nosotros queremos es trabajo, porque la mayoría de jóvenes y adultos no tiene un empleo. Pero hasta ahora, de aquí no han contratado a nadie, todos son de afuera. Lo que dicen es que esperemos hasta el 2014, cuando empiece la explotación. La compañía nos ofreció agua potable y tampoco ha instalado. La carretera fue hecha por el Consejo Provincial, la escuelita es del Ministerio de Educación y el centro de salud es estatal. Entonces, la comunidad no ha recibido ningún beneficio de la Kinross. Y no se sabe cómo irá dejando allá adentro, donde nadie puede ni mirar".



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