Salvador Quishpe Lozano - Prefecto

Salvador Quishpe Lozano - Prefecto

domingo, 29 de mayo de 2011

La vergonzosa victoria del populista Correa


La confrontación electoral en los pasados comicios fue un Correa apoyado por una seudo-izquierda oportunista, la vieja derecha tradicional del Ecuador (Partido Social Cristiano) y los militares, versus la Coordinadora Plurinacional, un frente democrático


El proceso electoral del pasado 7 de Mayo fue impulsada por el gobierno de Rafael Correa. Más allá de las 10 preguntas consultadas, el misma tuvo un gran componente plebiscitario, consolidar la imagen del Presidente y su "revolución ciudadana" con miras a las elecciones del 2013.

Correa, en el cargo desde 2007, obtuvo su sexta victoria electoral imponiéndose en nueve de las diez propuestas que sometió a consulta el pasado 7M, con un respaldo que osciló entre un 51,6% y un 56,4% de los votos válidos, mientras que la votación del NO fluctuó entre 43,5% y un 48,3%. Sin embargo, Correa, que encaró la consulta con una popularidad de 65%, ganó en términos de legalidad pero no de legitimidad al haber pronosticado un triunfo arrollador. El alumno del cantinero de cuartel que gobierna a Venezuela, había sentenciado que aniquilaría a la oposición 7 a 1 a favor del SI. Es un resultado pobre frente a la enorme inversión realizada por Correa y su gobierno, quien usó a su favor todos los recursos del Estado en la campaña. Miles de millones de dólares en publicidad impresa (volantes, afiches, banderas, y pendones), así como el uso abusivo de todo tipo de medios de comunicación -escritos, radiales y televisivos-, fueron empleados durante su campaña. Además, la movilización masiva de empleados públicos quienes fueron forzados a trabajar para la campaña del SI, chantajeados con la pérdida de sus puestos de trabajo. Igualmente, el CNE del Ecuador actuó como un aliado del SI, ignorando las continuas violaciones a las normas electorales cometidas por Correa y su Movimiento Alianza País durante la campaña. Sin embargo, a pesar de todo ello, el NO ganó en 13 de las 24 provincias del país (54%).

El líder de la "revolución ciudadana" en su campaña apeló al viejo recurso populista del baratillo de ofertas, de dádivas, de demagogia, de sembrar falsas esperanzas; se inauguraron y reinauguraron varias obras, algunas sin terminar; se elevaron sueldos a policías y militares; se entregaron botes a los pescadores y borregos a los campesinos. Sin embargo, todo ello no fue suficiente para detener el significativo descenso en su votación y el ascenso del NO, al compararlo con la consulta del 2008 donde el SI alcanzó un 64% frente a un 20% por el NO. Pero además la Alianza País perdió también un importante terreno en la Asamblea Nacional, donde ya no cuentan con la mayoría, por lo cual Correa tendrá muchas dificultades para la promulgación de nuevas leyes propuestas por la bancada oficialista. Sin embargo, Correa aún preserva el apoyo de importantes sectores urbanos marginales y rurales empobrecidos que fueron seducidos por la oferta, por el clientelismo y la dádiva. Es una base social endeble, que no apoya un proyecto político en particular, sino que se adhieren al gobierno por el clientelismo, por recibir recursos económicos por miserables que ellos sean.

La confrontación electoral en los pasados comicios fue un Correa apoyado por una seudo-izquierda oportunista, la vieja derecha tradicional del Ecuador (Partido Social Cristiano) y los militares, versus la Coordinadora Plurinacional, un frente democrático, integrado por estudiantes, maestros, trabajadores, comerciantes minoristas, campesinos, indígenas, así como organizaciones sociales y políticas (Movimiento Popular Democrático, Pachakutik, entre otros). La Coordinadora Plurinacional centró su campaña en denunciar las pretensiones de Correa de acentuar aún más la concentración de poder, de reducir las libertades democráticas, de criminalizar la protesta social y perseguir a los luchadores populares, así como su mesianismo profético e infalible.

Ecuador padece al igual que Venezuela, Bolivia, Nicaragua y la propia Argentina las consecuencias de un dañino populismo, un síntoma más de nuestra decadencia política en el continente. A pesar de los diversos matices todos ellos apelan a una retórica demagógica como instrumento para afianzar su permanencia en el poder. A través de un discurso maniqueo y vacío ideológicamente, incendian pasiones en los explotados, prometen soluciones inviables a los excluidos, y manosean las necesidades de los más humildes. Estos regímenes no profundizan la lucha de clases, pero si exacerban los odios sociales. Hostigan a “los ricos nacionales”, a quienes descalifican, insultan y acusan a menudo de ser “vende patria”, pero promueven y apoyan a las nuevas elites económicas (la boliburguesía en Venezuela; la Asociación de Industriales Textiles en Ecuador; la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia; el Consejo Superior de la Empresa Privada en Nicaragua) a quienes califican de "empresarios patrióticos" pues apoyan a sus regímenes autoritarios. Suelen imponer agendas económicas neoliberales maquilladas de falsos nacionalismos (pago de la deuda externa, flexibilización laboral, trato preferencial al capital transnacional, impuestos regresivos, etc.). Políticas que lejos de reducir la pobreza, generan más dependencia y mayor marginalidad social. Cuestionan al régimen imperial de los EEUU, pero mantienen excelentes relaciones económicas mediante el establecimiento de políticas antinacionales que implican la entrega de materias primas y la quiebra a de productores nacionales, como sucede en Venezuela, Ecuador y Bolivia. Los populistas no buscan abolir las formas de producción capitalistas, sino que las consolidan bajo la modalidad de un capitalismo de Estado salvaje. Estos perversos proyectos buscan domesticar y conculcar la independencia de los trabajadores y de los movimientos sociales a fin de castrar sus reivindicaciones socio-económicas. Son Goebbelianos al fabricar sus falsas verdades, distorsionando de esa manera las realidades históricas de nuestro pueblos. Todos ellos, sin excepción, son verdaderas langostas que acaban con las esperanzas de los pueblos y retrasan históricamente el advenimiento de alternativas válidas que permitan la emancipación y desarrollo de nuestros pueblos.

José Rafael López Padrino

lopez@zeus.bwh.harvard.edu

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