Un viejo proverbio español nos recuerda que, el que hoy te compra con su adulación mañana te venderá con su traición. En efecto, corría el año 2005, el analista económico y candidato a la presidencia de la república, Eco. Rafael Correa Delgado, cautivó al pueblo, en sendas entrevistas realizadas por el Canal ECUAVISA y Radio La Luna, con un discurso patriótico digno de las mejores causas populares.
Nuestro pueblo, hastiado de tanto saqueo de los recursos naturales, harto de tantos atracos petroleros que enriquecieron a un puñado de infelices oligarcas, en perjuicio de la gran mayoría pobre del Ecuador, creyó en la voz y el pensamiento de aquel brillante analista, que supo sintonizar el anhelo de cambio y la recuperación definitiva de la soberanía petrolera.
En aquel entonces, aseguró Correa que “la sola intención de privatizar los campos petroleros de Petroecuador, es ir contra la Ley”, es decir violar el marco jurídico vigente. Sus palabras se han convertido en un boomerang pues la entrega del campo Sacha y Pucuna, no solo que es ilegal, sino que ha comprometido más de 670 millones de barriles de reservas, o su equivalente, 33 mil 500 millones de dólares de patrimonio nacional.
Correa sentenció que “la privatización de campos estatales era razón suficiente para mandar a su casa a Lucio Gutiérrez, pues es una traición a la patria”. En base a sus palabras, si el pueblo ecuatoriano, por ésta y otras causales derrocó a Gutiérrez por traidor; el soberano tiene todo el derecho de hacer lo mismo con un mandatario que mintió a la opinión pública y traicionó la voluntad popular, al privatizar entre otros, el campo Pungarayacu, con 315 millones de barriles de reservas probadas y, 15 mil setecientos millones de dólares en riqueza.
Y lo dijo Rafael Correa: “la concesión de los campos de Petroecuador ha sido y es un atraco al país, un negocio redondo en manos de las empresas privadas”. En efecto, el actual mandatario volvió a falsear su palabra adjudicando los campos Armadillo, Singue y Puma, cuyas reservas ascienden a más de 24 millones de barriles, es decir, 1230 millones de dólares comprometidos a favor del sector privado.
Correa tuvo toda la razón al considerar un negocio redondo la privatización de campos con reservas probadas, pues el riesgo multimillonario de la inversión - en trabajos de sísmica- ya fue asumido por el estado en su momento. A la empresa privada le toca el trabajo más sencillo y sin riesgo, como es desarrollar los campos mediante la perforación de pozos para extraer el crudo, y posteriormente empatar la tubería a la gran infraestructura estatal disponible, abaratando los costos de inversión al mínimo. No tendrán que invertir en personal técnico, pues la fuga de cerebros de la estatal a la privada no se hace esperar. No deberán construir tanques de almacenamiento, separadores de producción, unidades de bombeo, etc. La mesa está servida para el festín petrolero del Siglo XXI.
El hoy Presidente Correa dijo en ECUAVISA: “Los campos en operación, que necesitan tratamiento para subir la producción tienen que ser ciento por ciento para los ecuatorianos”. En tres años de revolución ciudadana se han privatizado –o están en trámite- alrededor de 14 campos petroleros, muchos de ellos en plena producción.
Mezcla de verdad y cinismo, el analista económico y candidato a la presidencia de la república diría ante los medios: “Son ellos los que han venido boicoteando la actividad de Petroecuador para decir que no sirve y vender los campos a precio de gallina enferma…”.
Acaso no fue Ud. Señor Presidente Correa, quien en sesión de Directorio de Petroecuador -del 19 de mayo y 10 de junio de 2008- presionó para que se agilite la entrega de los campos marginales y, como resultado de dicha reunión hizo constar en la Resolución 44-DIR-2008 que la desaparecida Petroproducción tenía serias limitaciones técnicas y que no podía asumir nuevos proyectos petroleros. En otras palabras, dio a entender que la empresa estatal no sirve, a pesar de que las estadísticas demuestran que siempre ha operado con el costo de producción más económico del mercado petrolero nacional, a pesar de la falta de apoyo económico de los gobiernos de turno.
Ante la hoy estigmatizada ‘prensa corrupta’, el candidato afirmaría: ¿…Por 40 millones de dólares le vamos a pasar Shushufindi a la empresa privada? ¿Somos idiotas? En efecto, por no querer invertir 40 millones de dólares anuales en Sacha, el gobierno entregó a la operadora Río Napo el mejor campo petrolero del país. El pueblo no es idiota, como para darse cuenta que esta privatización descarada es perjudicial para el Ecuador, pues se firmó un contrato con PDVSA con los costos de producción más onerosos de la industria. Ni punto de comparación el costo que mantenía Petroproducción, que fue de USD 4,8 el barril, versus la operadora Río Napo que ya explota el campo Sacha, a razón de 17 dólares el barril, rubro que el estado ahora si debe pagar, causando al país un perjuicio económico multimillonario.
La prensa responsable con el momento histórico que vive la región, mira con buenos ojos cualquier proceso de integración bolivariana, pero en los ámbitos que le conviene al país. Siempre serán bienvenidos países hermanos como Venezuela o Cuba, pues bastante han hecho por ayudar al Ecuador en misiones sociales que han beneficiado sobre todo a los más humildes. Pero resulta descabellado la entrega a una contratista de PDVSA del campo Sacha, cuyo potencial representa el 32% de las reservas del Ecuador; cuya infraestructura en superficie le exonera a la operadora invertir cientos de millones de dólares en tierras, estaciones de producción, sistemas de telecomunicación, oficinas, alojamiento, comedores, áreas recreacionales, carreteras, pozos, líneas de flujo, etc. Como consuelo de ingenuos, Correa obtuvo el derecho de participación de Petroecuador en la exploración del Bloque Ayacucho 5 en la Faja del Orinoco, con reservas posibles – de 4 mil millones de barriles-[2]. Al respecto, el país debe recordar que en la fase de exploración cualquier inversión que haga Petroecuador en el proyecto es de alto riesgo, pues existe la posibilidad de no encontrar reservas comercialmente explotables. El Bloque Ayacucho 5 representa apenas el 1.8 % de las reservas de Venezuela, que ascienden a 211 mil millones de barriles.
Uds. se preguntarán, por qué tanta obsesión de repetir una y otra vez los datos, las estadísticas sobre la realidad petrolera ecuatoriana y el llamado patriótico a unir fuerzas para recuperar el recurso y nacionalizar la industria. La respuesta es simple, nos duele la pobreza que campea en el Ecuador, allí está la plata para sacarle al país de la miseria, que se expresa en el casi un millón de niños que trabajan y no estudian, los 960 mil ancianos sin seguro médico, el 7.8 % de analfabetos que todavía existen en el país; el desempleo que bordea el 9 %, la desnutrición que va del 24 a 54 % en el sector indígena; un 25 % de pobreza urbana; 14 de 24 provincias del país tienen menos del 1 % de acceso al Internet; hay decenas de cantones donde los servicios básicos no llegan ni al 10 % de la población. Ese es el Ecuador profundo que nos hiere el alma.
No es posible que esta realidad continué, el gobierno ha pactado con las multinacionales telefónicas, petroleras y mineras para renovar contratos multimillonarios, en franco perjuicio al interés nacional y, no solo eso, tolerar la inminente devastación y el saqueo de los recursos naturales. La tan cacareada revolución ciudadana pretende pagar la deuda social con mayor endeudamiento externo, en manos de los bancos chulqueros de siempre. El peso de la deuda contraída por el regimen lo sentirán más, las futuras generaciones, cuando Rafael Correa pase a ser uno más de los presidentes –antipatria- que han pasado por el Poder.
La Patria no es de todos, sino de unos pocos. La Patria es el pueblo que se expresa en los estudiantes universitarios reprimidos, encarcelados y enjuiciados por el autoritarismo reinante; la Patria son los campesinos que todavía sufren el escarnio de la criminalización de la protesta por luchar en contra de la depredadora minería a gran escala; la Patria son también los jubilados que reciben pensiones de hambre, los obreros, que lejos de haber superado la infamia de la tercerización, miran con estupor cómo se ha mimetizado la contratación laboral, a través de otras formas de explotación miserable, a vista y paciencia del regimen.
Como nunca antes, este gobierno ha sabido engañar a las masas, para poner a funcionar la maquinaria neoliberal, apropiándose del discurso de barricada de El Ché, cantando descaradamente a la revolución cubana. Este falso socialismo que hoy vivimos se ha convertido en un vulgar baratillo de ofertas asistencialistas, al mejor estilo capitalista del Siglo XXI, que perpetua -a conveniencia de clase-, la riqueza en pocas manos y condena a la miseria al 80% de la población.
PRENSA ALTERNATIVA
Nuestro pueblo, hastiado de tanto saqueo de los recursos naturales, harto de tantos atracos petroleros que enriquecieron a un puñado de infelices oligarcas, en perjuicio de la gran mayoría pobre del Ecuador, creyó en la voz y el pensamiento de aquel brillante analista, que supo sintonizar el anhelo de cambio y la recuperación definitiva de la soberanía petrolera.
En aquel entonces, aseguró Correa que “la sola intención de privatizar los campos petroleros de Petroecuador, es ir contra la Ley”, es decir violar el marco jurídico vigente. Sus palabras se han convertido en un boomerang pues la entrega del campo Sacha y Pucuna, no solo que es ilegal, sino que ha comprometido más de 670 millones de barriles de reservas, o su equivalente, 33 mil 500 millones de dólares de patrimonio nacional.
Correa sentenció que “la privatización de campos estatales era razón suficiente para mandar a su casa a Lucio Gutiérrez, pues es una traición a la patria”. En base a sus palabras, si el pueblo ecuatoriano, por ésta y otras causales derrocó a Gutiérrez por traidor; el soberano tiene todo el derecho de hacer lo mismo con un mandatario que mintió a la opinión pública y traicionó la voluntad popular, al privatizar entre otros, el campo Pungarayacu, con 315 millones de barriles de reservas probadas y, 15 mil setecientos millones de dólares en riqueza.
Y lo dijo Rafael Correa: “la concesión de los campos de Petroecuador ha sido y es un atraco al país, un negocio redondo en manos de las empresas privadas”. En efecto, el actual mandatario volvió a falsear su palabra adjudicando los campos Armadillo, Singue y Puma, cuyas reservas ascienden a más de 24 millones de barriles, es decir, 1230 millones de dólares comprometidos a favor del sector privado.
Correa tuvo toda la razón al considerar un negocio redondo la privatización de campos con reservas probadas, pues el riesgo multimillonario de la inversión - en trabajos de sísmica- ya fue asumido por el estado en su momento. A la empresa privada le toca el trabajo más sencillo y sin riesgo, como es desarrollar los campos mediante la perforación de pozos para extraer el crudo, y posteriormente empatar la tubería a la gran infraestructura estatal disponible, abaratando los costos de inversión al mínimo. No tendrán que invertir en personal técnico, pues la fuga de cerebros de la estatal a la privada no se hace esperar. No deberán construir tanques de almacenamiento, separadores de producción, unidades de bombeo, etc. La mesa está servida para el festín petrolero del Siglo XXI.
El hoy Presidente Correa dijo en ECUAVISA: “Los campos en operación, que necesitan tratamiento para subir la producción tienen que ser ciento por ciento para los ecuatorianos”. En tres años de revolución ciudadana se han privatizado –o están en trámite- alrededor de 14 campos petroleros, muchos de ellos en plena producción.
Mezcla de verdad y cinismo, el analista económico y candidato a la presidencia de la república diría ante los medios: “Son ellos los que han venido boicoteando la actividad de Petroecuador para decir que no sirve y vender los campos a precio de gallina enferma…”.
Acaso no fue Ud. Señor Presidente Correa, quien en sesión de Directorio de Petroecuador -del 19 de mayo y 10 de junio de 2008- presionó para que se agilite la entrega de los campos marginales y, como resultado de dicha reunión hizo constar en la Resolución 44-DIR-2008 que la desaparecida Petroproducción tenía serias limitaciones técnicas y que no podía asumir nuevos proyectos petroleros. En otras palabras, dio a entender que la empresa estatal no sirve, a pesar de que las estadísticas demuestran que siempre ha operado con el costo de producción más económico del mercado petrolero nacional, a pesar de la falta de apoyo económico de los gobiernos de turno.
Ante la hoy estigmatizada ‘prensa corrupta’, el candidato afirmaría: ¿…Por 40 millones de dólares le vamos a pasar Shushufindi a la empresa privada? ¿Somos idiotas? En efecto, por no querer invertir 40 millones de dólares anuales en Sacha, el gobierno entregó a la operadora Río Napo el mejor campo petrolero del país. El pueblo no es idiota, como para darse cuenta que esta privatización descarada es perjudicial para el Ecuador, pues se firmó un contrato con PDVSA con los costos de producción más onerosos de la industria. Ni punto de comparación el costo que mantenía Petroproducción, que fue de USD 4,8 el barril, versus la operadora Río Napo que ya explota el campo Sacha, a razón de 17 dólares el barril, rubro que el estado ahora si debe pagar, causando al país un perjuicio económico multimillonario.
- El doble discurso de Rafael Correa, le condena ante la historia como un mentiroso, cuando vuelve a repetir grandes verdades, que le sirvieron de carnada para que el pueblo vote por él y así llegar a Carondelet. Recordemos estas perlas:
- Que no existe capital en el país, el FEIREP tiene 600 millones, el IESS más de 800 millones en el Seguro Social…
- Primera falacia, hay capital en el país, segunda falacia, la tecnología se contrata…
- El recurso es del Ecuador, ya el campo está desarrollado. Las reservas detectadas, necesito sacar el petróleo y por eso tengo que entregar el campo. Esto es un absurdo…
- Hay 100 pozos que han dejado de producir por que no se ha querido invertir 500 mil dólares. Es criminal. La política petrolera ha sido desastrosa, ha rayado en traición a la Patria… [1]
La prensa responsable con el momento histórico que vive la región, mira con buenos ojos cualquier proceso de integración bolivariana, pero en los ámbitos que le conviene al país. Siempre serán bienvenidos países hermanos como Venezuela o Cuba, pues bastante han hecho por ayudar al Ecuador en misiones sociales que han beneficiado sobre todo a los más humildes. Pero resulta descabellado la entrega a una contratista de PDVSA del campo Sacha, cuyo potencial representa el 32% de las reservas del Ecuador; cuya infraestructura en superficie le exonera a la operadora invertir cientos de millones de dólares en tierras, estaciones de producción, sistemas de telecomunicación, oficinas, alojamiento, comedores, áreas recreacionales, carreteras, pozos, líneas de flujo, etc. Como consuelo de ingenuos, Correa obtuvo el derecho de participación de Petroecuador en la exploración del Bloque Ayacucho 5 en la Faja del Orinoco, con reservas posibles – de 4 mil millones de barriles-[2]. Al respecto, el país debe recordar que en la fase de exploración cualquier inversión que haga Petroecuador en el proyecto es de alto riesgo, pues existe la posibilidad de no encontrar reservas comercialmente explotables. El Bloque Ayacucho 5 representa apenas el 1.8 % de las reservas de Venezuela, que ascienden a 211 mil millones de barriles.
Uds. se preguntarán, por qué tanta obsesión de repetir una y otra vez los datos, las estadísticas sobre la realidad petrolera ecuatoriana y el llamado patriótico a unir fuerzas para recuperar el recurso y nacionalizar la industria. La respuesta es simple, nos duele la pobreza que campea en el Ecuador, allí está la plata para sacarle al país de la miseria, que se expresa en el casi un millón de niños que trabajan y no estudian, los 960 mil ancianos sin seguro médico, el 7.8 % de analfabetos que todavía existen en el país; el desempleo que bordea el 9 %, la desnutrición que va del 24 a 54 % en el sector indígena; un 25 % de pobreza urbana; 14 de 24 provincias del país tienen menos del 1 % de acceso al Internet; hay decenas de cantones donde los servicios básicos no llegan ni al 10 % de la población. Ese es el Ecuador profundo que nos hiere el alma.
No es posible que esta realidad continué, el gobierno ha pactado con las multinacionales telefónicas, petroleras y mineras para renovar contratos multimillonarios, en franco perjuicio al interés nacional y, no solo eso, tolerar la inminente devastación y el saqueo de los recursos naturales. La tan cacareada revolución ciudadana pretende pagar la deuda social con mayor endeudamiento externo, en manos de los bancos chulqueros de siempre. El peso de la deuda contraída por el regimen lo sentirán más, las futuras generaciones, cuando Rafael Correa pase a ser uno más de los presidentes –antipatria- que han pasado por el Poder.
La Patria no es de todos, sino de unos pocos. La Patria es el pueblo que se expresa en los estudiantes universitarios reprimidos, encarcelados y enjuiciados por el autoritarismo reinante; la Patria son los campesinos que todavía sufren el escarnio de la criminalización de la protesta por luchar en contra de la depredadora minería a gran escala; la Patria son también los jubilados que reciben pensiones de hambre, los obreros, que lejos de haber superado la infamia de la tercerización, miran con estupor cómo se ha mimetizado la contratación laboral, a través de otras formas de explotación miserable, a vista y paciencia del regimen.
Como nunca antes, este gobierno ha sabido engañar a las masas, para poner a funcionar la maquinaria neoliberal, apropiándose del discurso de barricada de El Ché, cantando descaradamente a la revolución cubana. Este falso socialismo que hoy vivimos se ha convertido en un vulgar baratillo de ofertas asistencialistas, al mejor estilo capitalista del Siglo XXI, que perpetua -a conveniencia de clase-, la riqueza en pocas manos y condena a la miseria al 80% de la población.
[1] En negrillas, el pensamiento de Rafael Correa, mientras fue analista económico, candidato a la presidencia de la república. Los medios que entrevistaron a Correa en 2005 fueron Radio La Luna y ECUAVISA.
PRENSA ALTERNATIVA
Por: Galo F. Benítez
Cel. 098529531